En los últimos tiempos la saturación digital hace que nos guste lo "vintage". Llevo años intentando que mis alumnos aprendan con pizarras de tizas, les gustan y focalizan las tareas. El uso de las pizarras digitales ha supuesto tener al alcance una cantidad ilimitada de recursos, pero las pizarras tienen un efecto que no consiguen las pizarras digitales, y es el gusto por el trabajo personal hecho con cuidado, valorando la importancia de la escritura y el dibujo. Algo similar pasa con los cuadernos hechos con mimo. Un cuaderno realizado con mimo no es pasar a limpio las tareas una y otra vez, eso sería perder el tiempo. Mimar el cuaderno es hacer la tarea con cariño, con sosiego y con gusto por aprender y poner en valor lo aprendido. La organización de las ideas en el cuaderno, o en mi caso la pizarra, es una potente técnica de estudio.